lunes, 6 de julio de 2009

Magnética Salander

Desde que salió la primera edición de Los hombres que no amaban a las mujeres, cada vez que lo he visto en una tienda, no ha habido una sola oacsión que no haya cogido el libro y lo haya ojeado.

Me atraía su portada, el dibujo, la estética, pero sin embargo, me echaba para atrás el título.
No fue hasta que salió la segunda parte, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, que me interesó un poco más. Debido principalmente a que no solo me seguía atrayendo la portada, si no en este caso, también el título.

Sin embargo, todas las cifras de venta, y que se convirtiera en el libro de moda, lejos de ayudarme a comprarlo, generó en mí cierta desconfianza. Pero aun así, no dejé de coger los libros y seguir ojeándolos, como esperando que un día me cautivaran como ya habían hecho con otros lectores.

Y así estuve hasta que una noche, navegando por Internet, acabé en un blog donde se hablaba del estreno de la adaptación cinematográfica.
Hablaba sobre todo de Lisbeth Salander e incluía una foto suya.

De pronto, toda mi concepción de la obra cambió por completo.
Al poco tiempo vería la película.

Ayer (anteayer, día 4 para el lector), por mi cumpleaños, mis amigos me regalaron la trilogía de Millennium…

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