Caminos Entrelazados

Hace un año, me tocó vivir con una aficionada del Murcia, el descenso de su equipo en el estadio del máximo rival, el Cartagena.
Cosas del destino, esta aficionada, a pesar de sus colores, había estado apoyando al Efesé toda la temporada en su retorno a Segunda División.
En aquella última jornada, el Real Murcia se jugaba la permanencia en Girona. El Cartagena, por su parte, tenía un intrascendente partido contra el Albacete, equipo implicado en el descenso. Ilusos de nosotros, a pesar de no jugarse nada el Cartagena, fuimos al estadio a aplaudir al equipo por su gran campaña, y agradecer a los jugadores el esfuerzo realizado (hasta las últimas jornadas habían estado luchando por el ascenso a Primera División).
Ni en mis peores pesadillas pude imaginar lo que sucedería aquella tarde.

En el minuto 93 le pitaron un penalti en contra al Murcia. Pena máxima que de ser transformada por el Girona, suponía el descenso del club pimentonero. Esta chica se quedó helada escuchando la radio. Todo el estadio enmudeció.
Y al segundo, el Cartagonova cantó un gol como nunca lo habían cantado. No podría expresar con palabras la decepción y vergüenza que sentí. Estaban celebrando el descenso de una ciudad vecina, de su tierra. La gente saltaba y se abrazaba. Se felicitaban los unos a los otros. Esta chica y yo tuvimos que salir corriendo del estadio sin esperar a que acabara el partido.
Y ese día me hice una promesa: No volvería a pisar el estadio Cartagonova nunca más. Seguiría al equipo, lo apoyaría, lo vería por televisión, pero nunca jamás pisaría el estadio. No por el club, si no por la afición. Yo no quería formar parte de esa masa social.

Hoy, un año después, el Deportivo ha descendido a Segunda División y habrá gente en Vigo que lo haya celebrado. Pero también hoy, el Real Murcia juega la promoción de ascenso, y de igual modo que el año pasado una murciana iba con el Cartagena, este año, un cartagenero va a ir con el Murcia.

Dicen que la Segunda División es el Infierno para unos y el Cielo para otros. Pero quizás no sea ni una cosa ni la otra, si no algo intermedio: el Purgatorio, donde todos vamos a redimir nuestros pecados.

La próxima temporada espero ver al Deportivo dos veces: en el Cartagonova y en la Nueva Condomina, porque eso querrá decir que el Murcia habrá ascendido. Y yo me alegraré.