sábado, 12 de febrero de 2011

Bienvenida Universitaria

Cogí el autobús.
Todavía no conocía la ciudad.
No me bajaría en ninguna parada en especial. Quizás en la que me gustara más su entorno urbano.
Me senté en la última fila de asientos.

El autobús solo llevaba tres pasajeros más.
Mirando desde el fondo, donde me encontraba, dos estaban a la izquierda. En la parte delantera. Uno al lado del otro. Eran dos personas mayores. Llevaban bolsas de compras.
La tercera persona se encontraba a la derecha, más atrás que éstas. Era una mujer de mediana edad. Iba bien arreglada. Iría o vendría de trabajar, o de alguna cita.

En la siguiente parada se subieron dos chicas jóvenes.
Vestían de negro y llevaban mochilas.
Al principio creí que eran estudiantes, pero después me di cuenta que estaban de viaje.
Se fueron hacia el fondo, donde yo estaba, hablando entre ellas, sin darse cuenta que en uno de esos asientos estaba yo.
Cuando llegaron a la última fila se quedaron mirando los asientos y a mí. “¡Anda! Pero si aquí hay un tío sentado”, debían de estar pensando.
- ¡Hola! –Dijo una de ellas. Y se sentaron en los asientos contiguos.
-¡Hola! –Me limité a contestar.

Al principio no presté mucha atención a su conversación, pero no pude evitar terminar escuchándola.
Acababan de empezar el último año de universidad. Estudiaban Bellas Artes en una ciudad del norte. Viajaban aprovechando la semana de “Bienvenida Universitaria”, que siempre se celebraba comenzado ya el curso.

Se bajaron tres paradas después.
-¡Adiós!
-¡Adiós!

Me quedé mirando la calle. La plaza. La gente. Los arboles.
Las dos chicas se alejaban riéndose, alegres.

Cuando el autobús llegó a un sitio que pude reconocer, me bajé.
                                                                   

El presente texto no está incluido en el libro CLUB/CAFÉ EVA pero forma de su universo.
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