SABADO 26 FEBRERO 2011
El despertador está programado para las 09:30 horas, pero me despierto unos minutos antes y lo desconecto antes de que empiece a pitar.
El despertador está programado para las 09:30 horas, pero me despierto unos minutos antes y lo desconecto antes de que empiece a pitar.
Me visto, me tomo un zumo de naranja, y me voy a la panaderÃa a comprar una barra de pan.
Me hago unas tostadas con una punta y me las tomo con un café.
Antes, de camino a la panaderÃa he llamado a Ali para comprobar que también está en pie.
Este hecho me recuerda a la dinámica que cogimos cuando el año pasado hicimos el Camino de Caravaca.
Una vez llega mi compañera de aventuras, cogemos mi coche y ponemos rumbo a Portman.
Decido ir por Escombreras y las minas de la Unión.
Cuando llegamos a Portman, lo atravesamos entero y aparcamos en el puerto, junto al faro.
Cogemos nuestras cosas y empezamos a subir camino arriba.
Hace un dÃa de verano y enseguida nos damos cuenta que el forro polar nos va a sobrar.
El reloj marca las 12:06 horas.
A diferencia de cuando hacÃamos el Camino, hoy no tenemos prisa por llegar, asà que nos detenemos todo lo que queremos a echarnos fotos y contemplar el paisaje.
Cuando hacÃamos el Camino, no es que no hiciéramos estas cosas, si que las hacÃamos, pero tenÃamos la presión de llegar al destino antes de que anocheciera.
Por lo general eran etapas de 6-7 horas y siempre salÃamos tarde (entre las 10 y las 11).
El caso es que el dÃa de hoy tan solo tenemos que andar 7,5 kms, por lo que el tiempo no nos preocupa lo mas mÃnimo.
La primera parte del sendero transcurre pegado a la costa, junto a los acantilados.
Me resulta de una belleza sin igual el hecho de aunar senderismo de montaña con el mar. Es una imagen doblemente bella. Hecho varias fotografÃas.
No volveré a ver el mar hasta unas horas después.
El sendero me recuerda a la etapa del “El Valle” (Carrascoy), pero muy pronto el camino se ensancha y se convierte casi en una carretera sin asfaltar (apta para coches forestales).
Mirando el camino, descubrimos a uno de los lados, un cumulo de piedras en el acceso a un camino secundario (perpendicular al principal y mucho mas estrecho que este).
Nos llama algo la atención de este camino. Tiene algo de misterioso.
Decidimos dejar el camino principal y nos adentramos en el nuevo.
Enseguida nos damos cuenta que nos lleva en dirección contraria.
Por un momento pensamos en regresar por nuestros pasos. Pero nos recordamos a nosotros mismos que hoy precisamente no tenemos hora ni prisa por llegar a ningún sitio. Ni siquiera tenemos porqué llegar a las Cenizas. Si después de todo, el camino nos lleva de regreso al coche, habremos estado haciendo senderismo toda la mañana por la sierra de Portman igualmente.
Auto-convencidos, seguimos disfrutando del camino.
El ruido de un coche nos vuelve a la realidad. Y al raro el de una moto. Estamos junto a la carretera. Si. Mirando hacia arriba podemos verla.
El camino gira hacia la derecha y encontramos la calzada romana.
Comenzamos a pisar las mismas piedras que pisaron miles de personas a lo largo de siglos. La grandeza de as construcciones humanas es que permanecen por los siglos de los siglos. No deja de llevarme a la reflexión este hecho.
Nos detenemos a la sombra de los pinos y comemos nuestros bocadillos.
A muy pocos metros hay una cueva. Espero que no salga ningún animal de ella al oler nuestra comida…
Retomada la marcha, muy pronto nos incorporamos a la carrera del Campo de Gol hacia Portman. Andamos unos metros por su carril bici y llegamos al acceso “oficial” de la BaterÃa de Cenizas. Cerca de este, hay una explanada con numerosos coches.
No dejamos de encontrarnos gente, familias enteras, que bajan de la baterÃa. Han ido a pasar la mañana y comer allÃ. Nosotros en cambio, vamos en dirección contraria.
En las Cenizas nos echamos numerosas fotografÃas, a nosotros y al paisaje. Disfrutamos del momento. Tomamos el sol subidos a uno de los cañones. El dÃa es precioso.
Tras descansar lo justo y necesario, nos ponemos a caminar de nuevo: Ahora vamos a realizar el descenso por donde deberÃamos haber subido.
El camino está muy en pendiente y el terreno es resbaladizo. El descenso se nos hace complicado y un tanto peligroso por los pequeños “barrancos” que hay a los lados.
Muy pronto encontramos el punto donde nos desviamos del camino y empezamos la ruta alternativa.
De ahà hasta el faro y el coche no queda nada.
A las 17:10 echamos la última fotografÃa del dÃa: el puerto de Portman está a nuestros pies.
(Hacer click en él para aumentar)