El despertador, ese gran enemigo.
No te creas todos los tópicos.
Nos pasamos la noche soñando pero normalmente solo recordamos el último sueño, justo lo que estábamos soñando cuando sonó el despertador. Aprovecha la oportunidad que te da y dale la vuelta para usarla a tu favor.
Lo ideal es dormir seguido y despertarnos de forma natural sin que ningún aparato ni persona nos interrumpa el sueño, pero si esto tiene que suceder debemos aprovechar la situación.
Noches en las que duermo mal y me despierto cuatro veces, recuerdo los cuatro sueños. Otras veces que he dormido de un tirón, me vienen imágenes vagas de otros sueños, pero el que recuerdo nítidamente es el último. Así pues, no le tengas miedo al despertador. Es compatible madrugar, ir a trabajar y acordarte de lo que sueñas. Eso si, necesitarás un pequeño entrenamiento o pautas a seguir.
En vez de maldecir a todos los dioses porque tienes que madrugar para ir a trabajar, lo que yo hago es tratar de retener el sueño. Que no se vaya. Tienes que acordarte de qué estaba pasando cuando te despertaste, y a partir de ahí, ir hacia atrás.
¿Y por qué estaba ahí? Ah, si, porque había hecho tal cosa. ¿Y eso por qué? Ah, porque antes había pasado esto otro. Tienes que ir del final hacia el principio. Y cuando hayas llegado a este, o simplemente no seas capaz de recordar más, entonces hilas la historia desde el principio al fin, ahora verás que te vas acordando de más detalles.
Cuando hayas llegado al final, repasa la historia desde al final al principio de nuevo, y de ahí hacia delante.
Esto en realidad no te supone ni cinco minutos, y habiendo repasado el sueño cuatro veces, dos de final a principio y dos de principio a final, verás que ya no se te olvida. Tendrás una historia de la que acordarte a lo largo del día.
Aprovecha momentos para recordar y repasar la historia hasta el momento en que puedas dejarla por escrito. Cuando te pongas a ello, verás que te sale sola.
Ahora solo queda que te pongas manos a la obra.
¿Qué soñaste anoche?
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