En el caso de que sea una pesadilla, incluso habremos cogido miedo a dormir y soñar.
Si este es tu caso y no sabes qué hacer, aquí van unas pautas que pueden ayudarte a superarlo.
Hubo un tiempo en que soñaba que sufría una parálisis del sueño, y digo soñaba porque aunque siempre me creía que era real, al final siempre terminaba despertándome, (por lo que solo entonces comprobaba que lo anterior había sido un sueño).
El sueño siempre era el mismo:
Comenzaba con que me despertaba (en el sueño, lo que se llama un “falso despertar”). Me levantaba de la cama y bien a los pies de esta o al abrir la puerta que da al pasillo, me encontraba con una niña con capucha a la que no podía verle el rostro.
En el momento en que veía aquella aparición, trataba de moverme y no podía. Estaba totalmente paralizado. Enseguida me entraba un estado de pánico. Intentaba gritar, pedir auxilio, pero no podía. Mi cuerpo no reaccionaba. Podía estar así segundos que parecían horas… hasta que al final me despertaba de verdad.
Como digo, este sueño, lo tenía muy frecuentemente, incluso llegué a tener miedo, porque cuando me durmiera sabía que iba a soñar esto. Estaba tan preocupado que pensé en contarlo a mis padres, a mi familia, recurrir a ayuda, ir a un psicólogo (entonces no existía WebPsicologos, si no, hubiera acudido a ellos!).
Pero entonces pensé que no era real, solo era un producto de mi imaginación, y si era de MI imaginación, yo podía solucionarlo. O al menos iba a tratar de hacerlo.
"Bightmare" de Fussli. |
Mentalizarme y prepararme para cuando apareciera ese sueño, enfrentarme a él. El sueño era mío, me pertenecía, no iba a hacer lo que él quisiera. Yo tenía poder sobre él, y no al revés.
La siguiente vez que soñé esto, conforme me quedé paralizado frente a la niña, traté de recordar estas palabras y avanzar hacia ella, estirar el brazo, tocarla, que se desvaneciera.
En el estado de pánico que tenía. Completamente paralizado, no pude hacer esto y me desperté igual de asustado que siempre. No lo había logrado, pero al menos lo había intentado. Aunque en el sueño me siguiera acompañando aquel pánico ya no le tenía miedo “real”.
Cuando volví a tener el sueño, intenté de nuevo estirar el brazo, y con mucho esfuerzo logré levantarlo y apuntarlo hacia la niña. Lo tenía claro. No le tenía miedo. Estaba deseando que apareciera para seguir con mi entrenamiento.
Y así, noche tras noche fui logrado avances, hasta que un día logré superar el estado de pánico y avancé hacia la niña. Iba muy despacio, moviéndome lentamente, como si mi cuerpo pesara toneladas. Ella se encontraba en la puerta de mi habitación. Cuando estuve lo bastante cerca para tocarla estiré el brazo y la toqué.
Nunca más he vuelto a tener una pesadilla.
Cómo siempre, un placer leer tus relfexiones Mrguasch
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